Para perder peso, es esencial mantener un déficit calórico, es decir, quemar más calorías de las que consumes. La fibra soluble puede ayudarte a reducir el apetito, lo que a su vez puede disminuir tu ingesta calórica sin que tengas que contar cada caloría. La clave está en la viscosidad de la fibra: cuanto más viscosa sea, más eficaz será en este aspecto.
Las fibras viscosas, como las pectinas y el glucomanano, forman un gel en el estómago que ralentiza su vaciado, prolongando la sensación de saciedad. Esto es particularmente efectivo para combatir la grasa abdominal, que está asociada con enfermedades metabólicas.